domingo, 27 de febrero de 2011

La oscuridad


Siempre me acababa encontrando y cada vez era más difícil esconderse, cada vez estaba  más fuerte y yo más débil, incapaz de vencer a la peor de mis pesadillas: la oscuridad. Tuve que sacar todas mis armas, después de haber estado tanto tiempo huyendo no podía más. Pero no solo maté  la pesadilla, también  mi alma murió. Tan doloroso fue, que una sensación agria inundó el reflejo de mi alma, hasta que no veía nada que no fuera dolor, ya que tener que recordar el motivo que me llevo a matar, me hundió en el más profundo de mis temores.

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